Benito Román, un sindicalista de convicción que dejó el fútbol para ser maestro

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16 de maiatza de 2024

A Benito Román, reelegido presidente de CSIF-Extremadura para los próximos cuatro años, le duelen más las heridas de derechos no logrados para los trabajadores que las que tuvo como portero del CP Cacereño, una etapa en la que cinceló su posterior perfil sindical: trabajo en equipo, esfuerzo y constancia.

Donostiarra de nacimiento, cacereño de residencia y vecino adoptado de Torreorgaz, Román inicia su cuarto mandato -desde 2012- al frente de CSIF-Extremadura, sindicato que ha pasado de los 8.000 afiliados desde que accedió al cargo a los 12.700 actuales. A sus 50 años recién cumplidos, Román ha sabido tanto "parar" algunos balones difíciles en la negociación sindical como "iniciar" una estrategia desde su área pequeña.

Las playas de San Sebastián, ciudad donde nació y donde su padre trabajó en la siderúrgica de Orbegozo, fueron escenario de sus comienzos como futbolista, pasión que se llevó a Cáceres cuando a los nueve años de edad su familia, de origen extremeño, regresó a su tierra tras un periodo anterior en Alemania. De aquellos altos hornos, donde su padre trabajaba casi 16 horas diarias -de él aprendió sin darse cuenta que las obligaciones del trabajo no deben ser incompatibles con los derechos laborales-, a una tienda de ultramarinos en Torreorgaz.

Con 18 o 19 años, "no lo recuerdo con exactitud", se marchó a Cáceres para estudiar Magisterio -profesor de Educación Física- y jugar al fútbol, o para jugar al fútbol y estudiar Magisterio. Da igual el orden, los dos los tenía claros, pues compaginó la portería del CP Cacereño en Tercera División con sus estudios. Tras finalizar la carrera universitaria, estudió oposiciones para ser docente; las aprobó en 1997 y colgó los guantes.

Casi seis años después, una conversación con un amigo, tras finalizar su clase en un centro educativo de Valencia de Alcántara, le cambió el rumbo de su devenir. Le hablaron de sindicalismo, de la necesidad de luchar y defender los derechos de las trabajadores y trabajadores y le dieron a conocer cuatro letras unidas por el hilo sindical, CSIF.

"Yo no nací sindicalista, me hice sindicalista de corazón y entrega", afirma orgulloso. Dicho y hecho. Se liberó como delegado sindical en 2002 y hasta 2012 disfrutó, según sostiene, de sus mejores años de su vida laboral. "Visitaba los centros educativos, escuchaba los problemas, los analizábamos... empatizaba entonces y los siguiendo haciendo", remarca. "Ahí es donde realmente ves para qué servimos los sindicalistas y para qué sirve el sindicato ... para ayudar a la gente. Así de claro", sostiene con rotundidad.

Sus compañeros del sindicato alaban otra de sus peculiaridades. "Le encanta la comunicación y está a la última con las tecnologías, las cuales le permiten mejorar su trabajo y llegar a la sociedad", afirman mientras Benito sostiene un dispositivo móvil en el que guarda innumerables documentos distribuidos por temas y fechas. Y como de bien nacido es ser agradecido, el líder de CSIF tiene palabras de respeto y consideración tanto hacia sus compañeros del sindicato, pues lo hitos logrados "son de ellos", como hacia su familia, con la está mucho menos tiempo del que le gustaría.

Más de series que de películas y "muy del Real Madrid", Benito Román estará al frente de CSIF-Extremadura hasta 2028.

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